Antes de empezar el curso, como tenía
referencias sobre el modelo Flipped, sabía que la elaboración de vídeos como material básico de presentación de contenidos iba a ser la
parte más dura y trabajosa pero, al mismo tiempo, era lo que más me
interesaba. Sabía que de no ser así, viéndome en la necesidad de
hacerlo, no aprendería nunca ni a elaborar vídeos ni a sacarles el
máximo partido en las clases. Aprender haciendo como principio
básico para todos.
El uso de rúbricas también me era
familiar, sobre todo para la (co-)evaluación de proyectos finales de
unidad didáctica. Sin embargo, desde la posición de profesor, no se
ve tan claramente el valor de la rúbrica no solo como instrumento de
evaluación sino como guía de trabajo. La rúbrica determina de
manera mucho más clara el resultado esperado de lo que pueden
hacerlo las instrucciones por precisas que sean. También establece
el valor de cada uno de los componentes del trabajo y, de esa manera,
ayuda a centrar la atención en cada uno de ellos en busca del mejor
resultado posible.
Tanto la elaboración de vídeos como
de rúbricas de evaluación tiene como único inconveniente que
requiere inversión de tiempo. No obstante, el problema puede
reducirse bastante si todos entramos en la dinámica de compartir el
material creado. Con solo un vistazo por encima en Corubric,
encontré varias rúbricas ya preparadas que podían servirme para
tareas similares que yo he propuesto en mis clases a lo largo del curso o en años anteriores. Es cuestión, en
parte, de organización.
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