sábado, 23 de abril de 2016

co-evaluación y auto-evaluación

La fase final del curso, la (auto-)evaluación, garantiza la asimilación de los contenidos y proporciona una visión de conjunto necesaria para valorar el propio aprendizaje. Sin esta tarea de evaluación, creo que se me habrían escapado cosas o, por lo menos, no habría llegado a ser consciente de su importancia dentro del conjunto. Al analizar cuidadosamente el trabajo realizado por los compañeros, tuve la oportunidad de contrastarlo con el mío propio y, así, localizar debilidades y fortalezas. Sin la tarea de co-evaluación, la auto-evaluación pierde objetividad. Sin referentes, es difícil ser auto-crítico, sobre todo cuando se ha estado muy inmerso en el trabajo. Hace falta salir y tomar perspectiva.

 
Uno de los aspectos más enriquecedores de esta actividad es el feedback recibido. Por una parte, resulta muy alentador y me ayuda a sentirme ahora capaz de incorporar el modelo “flipped” en mis clases. Por otra, las aportaciones recibidas por parte de los compañeros en el taller de evaluación son muy valiosas para la mejora del proyecto a la hora de ponerlo en práctica. Por ejemplo, la idea de convertirlo en un proyecto multidisciplinar me parece de lo más práctica y acertada. Por sus características, son varias las materias que podrían incorporarse, lo que daría también la posibilidad de convertirlo en proyecto europeo en colaboración con socios extranjeros tal y como se me sugiere. Además, la mejora de los recursos para guiar el trabajo de los alumnos es claramente necesaria. Es una de las debilidades que detecté enseguida al ver los proyectos que me habían sido asignados para evaluar.

Todas estas reflexiones me llevan a ratificarme en la idea de que la colaboración del profesorado es una forma de trabajo poco explorada y practicada en la enseñanza secundaria en nuestro país que, sin duda, puede proporcionar grandes beneficios que se traduzcan en mejores resultados.

Un reto más :)

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